4 de diciembre de 2015

Mi reloj rojo

Me despierto con un fuerte dolor de cabeza, apenas puedo levantar mis párpados,  una tenue luz anaranjada se filtra  y me da de lleno en la cara. Estoy tumbada pero todo me da vueltas y no soy capaz de orientarme para levantarme.
 Poco a poco mis ojos se van enfocando, hasta que soy capaz de percibir imágenes nítidas. Veo que estoy sobre una alfombra que no reconozco, me quiero levantar, pero noto que mis manos están atadas; así que invadida por el pánico empiezo a gritar como loca, aunque sé en el fondo de mi cabeza que no es sensato, soy incapaz de ordenar a mi garganta que pare. Hasta que alguien lo hace por mi, me tapa la boca una mano enguantada y mi mirada se topa de frente con unos zapatos negros.
Una voz que no reconozco me advierte que si paro de gritar me soltará, así que asiento con la cabeza y él cumple su palabra. Luego me obliga a sentarme sobre mis talones y me agarra del mentón para levantarme la cabeza. Entonces veo esos ojos de nuevo sobre mi, en un primer momento preocupados, pero fríos y distantes al segundo; esos son los mismos ojos que había visto antes de perder la consciencia cuando me forzó a entrar en el coche.
Él se agacha y me sujeta del cuello mientras me observa como si estuviese tratando de ver algo en mi. Entonces dice: - No sabes quien soy ¿verdad?, no te acuerdas. Niego con la cabeza, porque realmente no me suena de nada ese rostro, aunque sus ojos  sí que juraría haberlos visto, aunque ningún encuentro viene a mi memoria. Se levanta de golpe y deja caer ante mi un pequeño reloj rojo. En un primer momento no entiendo nada, pero miro de nuevo al reloj y un recuerdo empieza a brotar de mi mente.
"Tengo unos siete años y estoy con mis padres en un parque natural de excursión, me siento en una roca a descansar porque estaba exhausta. Entonces un niño de hermosos ojos negros se acerca a mi corriendo, no me asusto porque parece ser él quien tiene miedo, se para frente a mi para decirme algo; pero aparece de pronto un hombre muy enfadado tras él, que supongo es su padre. El niño me agarra fuerte de la manga de mi cazadora, pero el hombre le arrastra con él y al soltarme se desprende mi reloj rojo de mi muñeca, mientras en sus labios leo un -ayudame-."
Un gran suspiro inunda la sala, seguido de una risa malvada; luego absoluto silencio. Levanto lentamente la vista y sé que la cara que observo es diabólica, pero lo que de verdad me aterra es la frase que sale de su boca: -Es la hora de que pagues por no haberme ayudado.
Golpes empiezan a caer sobre mi, me arrastro por la alfombra intentando huir. No sirve de nada, así que me rindo y dejo que venga el siguiente con más dolor, no lloro, ya no me quedan más lágrimas ; giro mi cabeza y mi reloj rojo sigue ahí a mi lado, compartiendo mis golpes hasta que mis párpados se cierran de tanto dolor.
Noto un frío intenso y humedad, me espabilo un poco; veo que estoy en la ducha. Él me está haciendo volver en mi, noto de nuevo esos ojos preocupados, pero al segundo son como el hielo. Entonces sé que esto sólo acaba de empezar.