23 de diciembre de 2017

Sueño

Estoy muy cansada hoy y cierro los ojos un segundo. Un fuerte chirrido de metal me obliga a levantar los parpados, suenan cristales rompiéndose frente a mí, noto presión a mi alrededor. Agujas parecen clavarse por toda mi piel, mi respiración se entrecorta, un fuerte impacto me golpea en la nariz y me aturde por completo, la oscuridad lo llena todo...

Oigo el sonido lejano de una sirena, lucho por ver, pero algo blanco tapa mi visión. Noto calor recorriendo  un lado  de mi cabeza, no soy capaz de mover mis manos, ni tampoco mis piernas, estoy completamente desorientada. Una voz parece acercarse y hablar a mi lado, pero no entiendo nada de lo que me dice, noto como mis sentidos van y vienen continuamente. De nuevo, más calor abrasador, esta vez en mi vientre, una pizca de pánico asoma cuando mis sentidos vuelven, pero se desvanecen una vez más.

Un sonido estridente de chapa rasgada envuelve el aire, mi mente se vuelve más pesada poco a poco. Después de una eternidad, una corriente de aire circula a mi alrededor, veo luces por todos lados y siluetas moviéndose continuamente entre la oscuridad. La pesadez se hace cargo, intento respirar pero no puedo, niebla espesa se asienta en mi mente, tres palabras llegan "no podemos salvarla", todo se apaga.

15 de octubre de 2017

Dejándote ir ( inspirada en la canción mariposas)




Despierto de ese sueño que odio repetir una y otra vez dentro de mi cabeza. Me levanto, me pongo algo de ropa rápido y miro nuestra foto antes de salir a correr. Doy un paso tras otro, cada vez más rápido mientras me alejo de casa,  me cuesta respirar por ese peso que lleva meses asentándose en mi pecho; como cada vez que no duermes en casa y no soy capaz de llenar mis pulmones por completo. Sé que te ves con otras, que nuestro amor se ha desgastado en el momento en que dejaste de cuidar nuestras mariposas y la puerta golpeando al salir.

Ahora no puedo estar en el salón, mirando alrededor sin más, correr es lo único que me ayuda a no pensar en cómo todo se nos ha ido de las manos. He aprendido a desear esas nubes grises, que traen la lluvia que  tanto necesito para aplacar a mi tormenta interior. Por eso voy hacía ellas, no me detengo y cuando el agua comienza a caer, dejo que escurra por todo mi cuerpo, dejo que inunde mis sentidos, que arrastre cualquier sentimiento nefasto que se ha asentado en mi.

Regreso a casa y preparo la maleta ya sin lágrimas, no quiero volver a despertar mientras sueño que estás en otros brazos, porque me desgasta. Sin dudar más empiezo a soltar lastre, me paro antes de salir, cojo nuestra foto y me la llevo. Le doy un último beso, la rompo y mientras conduzco lejos la tiro por la ventanilla. Ya no hay nada entre nosotros que vivir.

9 de septiembre de 2017

Escamas

El motor de mi coche se paró y comenzó a salir humo. Salí a observar el desastre, que sabía no podría arreglar, con el móvil en la mano para llamar a la grúa. No cogía cobertura, caminé un rato dando vueltas con él en alto; pero no captaba ninguna señal, ni siquiera la de emergencias.
Entonces fui consciente de que estaba cayendo la noche y estaba en una carretera secundaria, en medio del bosque. Mierda, que mala suerte la mía, encima no recordaba a cuantos kilómetros estaba el pueblo más cercano.
Cogí mi mochila con mis trastos, decidida a encontrar cobertura como fuera, quizás si subía un poco sobre los árboles, pudiese hacer la llamada que tanto necesitaba.

Empecé a ascender un sendero que había descubierto un poco más adelante en la carretera, me costaba bastante ver con la oscuridad  a través de los árboles. Pero finalmente alcance una pequeña cima, la cual estaba despejada de árboles, y afortunadamente había cobertura, con lo que pude llamar a la grúa.
Más aliviada inicié el descenso. El ruido de una rama rompiéndose me sobresaltó, mis pies se engancharon en una raíz y caí de bruces, llevándose la maleza gran parte de la piel de mis brazos y cara. Maldiciendo mi torpeza, levanté la cabeza, entonces vi unos aterradores ojos amarillos acechándome, a menos de un metro de distancia. Quería gritar, pero mi terror me lo impidió.
Lo que parecía una mano enorme, se posó sobre mi espalda, yo me quedé totalmente inmóvil, y esa cosa empezó a arrastrarme por el sendero. Mi cabeza reaccionó y empecé a gritar e intentar soltarme de su agarre, hasta que algo me golpeó la frente con fuerza y perdí el conocimiento.

Desperté medio aturdida en una especie de cueva, con un pequeño fuego chisporroteando delante mía. No recordaba como había llegado ahí, hasta que giré mi visión a la derecha y vi esos ojos amarillos de nuevo. Por instinto me hice una bola, pero al ver que pasaban los minutos y no se movía, me atreví a mirarlo de nuevo. No creía lo que tenía delante, una figura aparentemente humana, cubierta de una especie de escamas negras por todo el cuerpo, y cara reptiliana, en la que destacaba su mirada casi fluorescente.
De pronto dejé de tener miedo, para sustituirlo por curiosidad. Aunque dicen que la curiosidad mató al gato. Esa cosa debió de notar mi cambio, porque se acercó  y se puso de cuclillas frente a mí. Me levantó la barbilla con la mano, su tacto me produjo escalofríos, pero no me aparté, acercó su boca a mi lado y me susurró al oído "no soy lo que crees, soy humano, yo me he creado esta apariencia, porque me gusta dar caza a mis presas, mientras tienen mi cara en su mente, así que ¡corre princesa! " Tardé un segundo en reaccionar y empezar a correr, al principio no se movió, pero pronto noté la presencia de alguien corriendo detrás mía, yo no conocía el camino por el que iba tropezandome constantemente, y me iba desanimado.
Cuando ya creía que no lo conseguiría, vi las luces de la grúa en la carretera y corrí con todas mis fuerzas. Estaba a diez metros de alcanzar la salida a la carretera,  me tropecé con una piedra y me caí; algo aplastó mi cuerpo contra el suelo, tapándome la boca para evitar que gritase. Agarró mi pelo para echarme la cabeza atrás, y entonces oí su risa macabra, mientras me levantaba como si fuera una pluma y me llevaba de vuelta al interior del bosque. Cuando no podía ver nada por la espesa oscuridad en el bosque,  esa maldita voz apareció de nuevo " despídete del mundo, ahora eres para mí", supe entonces, que él tenía razón. Me había cazado.

23 de agosto de 2017

Oscuridad

Después de varias semanas viviendo encerrada en la oscuridad de esa habitación mohosa; soportando  intenso dolor al verte abrir mis llagas para hacerlas sangrar repetidas veces, mostrando tu alma de monstruo.
 Abriste la puerta plena  luz, tus ojos grisáceos me miraron con una leve sonrisa y mi corazón pegó un salto al ver de nuevo tu lado bondadoso, abriendo paso a la esperanza a través de cada poro de piel. Suplicando porque la oscuridad se fuese de una vez por todas, para que pudieras redimir tu alma, porque yo ya te había redimido en ese mismo instante en que nuestros ojos se conectaron.

 Me llevaste de la mano hasta el acantilado, y me abrazaste por detrás como siempre hacías cuando me sentía vulnerable; acercaste tus labios y me susurraste al oído "disfruta de tu última puesta de sol..." esas palabras me hicieron estremecer entera, en ese instante mi cabeza  le dio un gran puñetazo a mi corazón. Comprendí que había perdido mi batalla por recuperar tu ser, pero sin embargo no tuve miedo, ahora el dolor se acabaría para siempre y al fin me liberaría.
Me diste la vuelta, y vi tus ojos como dos nubarrones antes de la tormenta, lágrimas afloraban y  se deslizaban a través de mi rostro sin ningún ruido. No protesté cuando intentaste secarlas  e intentaste darme un beso, que por instinto rechacé, lo que te enfureció y me arrastraste de nuevo al interior de esa horrible casa, mientras veía esconderse el sol.

El horror se cernió de nuevo lentamente sobre mi, al verte con toda la calma del mundo como examinabas  esa mesa llena de artilugios creados para torturar. Intenté no gritar cuando incidiste de nuevo en las llagas todavía frescas por la última tortura, recordándome una por una todas las que tenía; con cada grito de dolor, mi cabeza tomaba el control de mi cuerpo y me ordenaba que hiciera algo para alejarte, pero mi cuerpo demasiado cansado, no respondía.
Cuando ya perdí la noción de los cortes infringidos, dejé  mi cuerpo caer totalmente inerte; pero para ti no era suficiente y me obligaste a ver como te ponías ese guante con forma de garra que solo tenía un único propósito.
Agarraste mi cabello sin ninguna piedad, hasta colocarme de rodillas frente a ti,  levantaste el brazo, el tiempo se detuvo a mi alrededor, e imágenes de cuando te conocí aparecieron en mi mente; esos hermosos ojos grises que me encontré por primera vez aquella mañana lluviosa, cuando me ayudaste a levantarme después de un resbalón, cada gesto bondadoso que me dedicaste durante todo un año pasó delante de mis ojos.
El tiempo regresó y vi como hundías  con rabia esa garra en mi pecho, tu cara se inundaba de felicidad mientras la mía se apagaba; y aunque creía que era imposible, tú fuiste mi última imagen con mi corazón en tu mano.

26 de julio de 2017

Esperanza

Mil imágenes están pasando por mi cabeza mientras lleno la bañera de agua , el dolor de estos años pasados me atormenta una y otra vez. Soy una cobarde lo sé, pero necesito una liberación, no tengo el valor suficiente para prepararme para esto; así que cojo el bote de pastillas y vacío unas cuantas en mi mano.
Unos fuertes golpes en mi puerta me sobresaltan, mierda, no esperaba a nadie; tiro las pastillas en el lavabo y me voy a ver quién está tras la puerta. Es mi hermano, y no puedo evitar sollozar, él me oye y me ruega entre lágrimas que le abra; me dejo vencer, porque soy una cobarde y le dejo entrar. Al verme me abraza, y promete que todo estará bien.
 Cuando entra al baño y ve lo que estaba a punto de hacer, se enfurece conmigo, es incapaz de mirarme a la cara. Ya es la segunda vez en dos meses que evita que me haga algo que deseo con todas mis fuerzas.
Suspira cansado, está harto de mi, yo lo sé; pero me sorprende llevándome a mi habitación,  cogiendo mi maleta, empieza a meter lo necesario para pasar unos días fuera de casa. Cerramos la puerta tras nosotros, se gira mirándome con determinación, me dice que esto se acabó para siempre. Y yo dejo que me ayude.
En las siguientes semanas se convierte en mi sombra, vamos a todas partes juntos. Sus amigos me miran con pena, porque saben lo que he intentado hacer. Todos menos Tristán, siempre con sus pulseras de cuero, y su mirada llena de tristeza, aunque a veces parece como si esa tristeza fuese toda suya y no por mi ; nunca me rehuye, y cuando busco apartarme un poco del grupo, siempre se queda quieto a mi lado, callado.
Esta noche durante la cena sin embargo, ha estado más pendiente que de costumbre y me transmite confianza, como si necesitase estar cerca suyo. Salgo fuera para fumar un cigarrillo, y despejarme de todos. Ahora que estoy más tranquila, mi hermano me permite estar sola, siempre y cuando esté al alcance de su vista.
Estoy en la terraza, cuando noto que la puerta se abre, veo a Tristán acercarse, se coloca a mi lado viendo la ciudad a nuestros pies, y cuando empiezo a sentirme incómoda porque no habla, me dice en apenas un susurro, que sabe lo que estoy sufriendo, pero que si le dejo me puede ayudar. Yo no sé que decirle,estoy sorprendida por ver que se preocupa tanto por mi, así que me limito a asentir. Él se gira, se coloca frente a mi,  y me sitúa delante, y le observo como una tonta,como se va deshaciendo de sus pulseras de cuero sin entender nada.
Cuando sus muñecas están desnudas las gira, y  dejo escapar un pequeño grito de dolor, porque allí tiene dos  gruesas cicatrices; estiro mi mano y las recorro con mi dedo índice, me estremezco al pensar en lo que le tiene que haber pasado para hacerse eso; y lo confirmo cuando regreso mi mirada a la suya; hora entiendo ese dolor que veía siempre en sus ojos. Nos quedamos mirándonos un buen rato, entendiendo el dolor del otro, compartiendo una oscura realidad que ha acechado nuestras vidas. Tristán me agarra de la mano como pidiéndome permiso para entrar conmigo, yo dudo, pero él me dice "luchemos juntos" y así sin más  la esperanza empieza a florecer en mi.

24 de julio de 2017

El monstruo de mi locura

Después de tanto tiempo noto como  la ira se apodera de mi de nuevo, me vuelvo insensible, mi vista se nubla y me ciego; solo pienso en gritarle y tirarle lo primero que pillo en mi camino hasta él. Lo ha hecho de nuevo,  otra herida en mi corazón lleno de locura; no soporto saber que ha estado en otros brazos. Así que la bestia que reside en mi interior, toma el control absoluto de mi mente y me lanzo  toda velocidad hacia él. Choco con fuerza sobre su pecho y lo derribo; lo golpeo con todas las fuerzas que tengo dentro de mi y él no me para; solo deja que mi ferocidad se deposite sobre su cuerpo sin protestar, sin quejarse. En el fondo sabe que se merece cada pedacito de rabia que estoy descargando; así que eso me enfurece más y la oscuridad me traga por completo mientras le golpeo una y otra vez hasta que mis brazos no pueden más.
Cuando por fin paro, abro mis ojos lentamente  y veo su cara llena de sangre; me derrumbo sobre él y lloro, lágrimas de monstruo se arrastran por mi piel, pues yo le he hecho esto...
Noto sus brazos deslizarse sobre mi  cintura y me sobresalto, pues sé lo que viene ahora, su perdón; y no lo quiero; le empujo mientras me deshago de su agarre y al levantarme agarro la silla que tengo a mi lago y se la acalnzo con todas mis fuerzas. Me quedo quieta , pues no le veo quejarse, no se mueve, no le oigo respirar como antes. ¡Qué mierda he hecho! Mi bestia interior le ha matado, y lo poco bueno que queda en mi coge el teléfono y marca el numero de emergencias;mientras llegan me quedo de pie mirando la desgracia de mi locura.

20 de julio de 2017

Bailando en la oscuridad

Me despierto agitada por la pesadilla que me invade de nuevo, estoy harta de ver lo mismo una y otra vez. Pero no puedo evitarlo, así que permito a mis lágrimas deslizarse una vez más por mis mejillas. No pasa ni un solo día en que no le eche de menos, pero se ha ido para siempre, y yo me he quedado aquí sola, con todo nuestro amor hecho añicos. Si tan solo pudiera verle de nuevo un instante más, sería feliz, o al menos eso es lo que pasa por mi cabeza cada día: pero en el fondo sé que aunque eso ocurriese todavía querría más y más. Nunca sería suficiente .
En mi sueño  siempre le veo como ese día, llevándome de la mano a través del bosque , hasta que llegamos a la cascada donde solíamos pasar horas abrazados conversando; pero ese momento se llena de oscuridad y terror,  por ese maldito árbol cayendo sobre él, dejando una masa de sangre ante mi.
Han pasado seis meses y estoy harta de sentir todo y no sentir nada. Así que aunque todavía quedan dos horas para el amanecer, me pongo las converse blancas que él me regaló, mis vaqueros favoritos, una sudadera, y me adentro  en el bosque. Sé que es una locura, pero necesito sentirlo de nuevo y sé que allí estará su alma.
 Camino con cuidado entre las ramas, y a mitad de camino noto una presencia a mi lado y no me asusto porque estoy segura de que es él. Sigo avanzando hasta la cascada, me quedo allí sentada, recordando la primera vez que estuvimos aquí bailando sobre esta misma roca en la oscuridad. Siento la necesidad de levantarme y balancearme; así que me dejo llevar y lo hago, cierro mis ojos y su presencia me llena por completo y me hace sentir viva de nuevo, completa, por lo que no me detengo y disfruto de la sensación cada segundo. Después de lo que parecen horas me quedo quieta, todo se evapora de nuevo, y no puedo permitirlo, no quiero...Así que cierro los ojos fuerte, hasta que noto su presencia de nuevo,cojo carrerilla , tomo un fuerte impulso y salto en dirección a la cascada. Mi corazón late a mil por hora mientras caigo al vacío y sé que aquí acabará todo, pero noto serenidad, tranquilidad porque noto su mano agarrándome con fuerza mientras el dolor se va, y una inmensa felicidad eterna me invade, mientras bailamos de nuevo en la oscuridad.

18 de julio de 2017

Despedida

Camino rápido por las calles oscuras, deseando llegar a casa, nunca me ha gustado la noche; no poder ver todo lo que hay a mi alrededor. Giro la esquina de la manzana de mi casa, cuando veo una silueta apoyada en mi portal. Inmediatamente me tenso, pero  no dejo de caminar, aunque reduzco el paso. Según me voy acercando la silueta nota mi presencia y se gira hacia mi. Percibo partes de su rostro y me resulta familiar... No puede ser él, hace años que no nos hemos encontrado y nunca le he dicho donde vivo.
Cuando llego a su altura no soy capaz de saludar, así que me quedo allí plantada sin saber que decir. Él me observa mudo, recorre todo mi cuerpo con su mirada y noto como se mueve su manzana de Adán mientras sus ojos se enlazan con los míos.
Mi corazón da un vuelco y antiguos sentimientos afloran, me dejo guiar por mi intuición en esos momentos y estiro la mano para tocar su rostro. Noto la aspereza de su incipiente barba bajo mi mano y adoro la sensación. Hace años que le extrañaba a pesar de negármelo cada día.
Noto como coge mi mano y deposita un tierno beso en mis dedos, y me aprieta en su pecho en un fuerte abrazo. Su boca recorre mi cuello subiendo hasta mi oreja y el susurro de su voz me derrite. Escucho un hermoso 'lo siento' , creo que acaba de hacerme más feliz de lo que jamás había sido. Hasta que noto una punzada en el lateral de mi vientre, intento separarme de él para ver que pasa, pero no me permite separarme; no entiendo nada, hasta que levanto mis ojos a los suyos y veo que la ternura de antes ha desaparecido y ahora solo hay una frialdad, una ira que me cala los huesos y llena el alma; entonces noto otra punzada más arriba. Pero esta vez sí que sé de que se trata, mientras líquido caliente recorre mi costado y mis incrédulos ojos van apagando su brillo, sin poder hacer nada mientras él me sostiene como si fuéramos dos enamorados más despidiéndose. Y aunque sea cruel, esa es la verdad.