21 de junio de 2018

El refugio de tus huesos


Camino disfrutando del suelo bajo mis pies, estoy aquí otra vez. El aire se siente más puro, igual que cuando era pequeña, el sonido del agua del río me transmite paz y calma. Esas nubes esparcidas por el cielo como trozos de algodón, me recuerdan infinitas tardes de verano disfrutando del tiempo libre. Cada vez que regreso una parte de mi alma se conecta con la tierra, con los bosques; la magia que hay en el entorno se transmite a mis células y puedo rememorar imágenes guardadas en un rincón lejano de mi mente.
 No puedo evitar coger una hoja de roble y girarla entre mis dedos, mientras el sonido del viento mece cada una de las copas de este pequeño bosque. No sé porqué pero en cualquier otro lugar los “carballos” no son lo mismo, aquí las leyendas lo envuelven todo, m envuelven a mí. 

Sigo el sendero que sube hasta el cementerio, quiero visitarte de nuevo abuela.  Dicen que los cementerios no son bonitos, quizás porque en ellos están nuestros muertos, pero he decir que el refugio de tus huesos es hermoso, porque estás mirando hacia el valle, rodeada de naturaleza como siempre viviste.  Cada vez que vengo, miro alrededor y respiro para llenar mis pulmones con el mismo aire que te envuelve. 

Tu sonrisa para mí será infinita,  la llevaré conmigo a donde vaya, junto con todos los momentos que me regalaste a tu lado. Me hubiese gustado que fueses eterna, pero la muerte nos lleva a todos antes o después; espero volver a verte algún día lejano, para que me abraces de nuevo como cuando era niña.

Ahora el sol está en lo alto del cielo y sus rayos iluminan el paisaje precioso. Miro hacia abajo y dos caras sonrientes me están mirando, son hermosas y están llenas de vida, son nuestra luz; por eso les llenamos de abrazos cada día.

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