Cada día tras mi rutina diaria, intento relajar a mi dragón interior y dedicarle un poco de tiempo. Mi dragón es muy peculiar, bastante cabezota, orgulloso, bocazas, espontáneo, sincero y agotador. No se rinde fácilmente, ni se esconde del miedo. Sino que simplemente intenta volar libremente a sus anchas, lanzando alguna bocanada de fuego aquí y allá. lo que hace que se crezca cada vez más e intente volar cada vez más alto. Tampoco quiero que sea independiente y se vaya, porque he de reconocer que le adoro. Así que mi opción, es dejarle un radio corto de vuelo a mi alrededor. Con él sobrellevo mi día a día con ganas, y sabiendo que gracias a mi dragón interior siempre seré yo misma. Simple y llana, con la verdad por delante , y una pequeña soñadora con los pies en la tierra; pero siempre con mi dragón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario