15 de abril de 2015

Precipitado final.

Lluvia intensa  cae al salir corriendo a la calle, pero no puedo dejar de correr, necesito alejarme de allí todo lo posible,  me he corrompido con tanta maldad y mi alma está tan podrida por dentro. Lo malo es que cuando esto empieza en tu interior, notas que te vas enfermando y la rabia toma el lugar de razón, para abandonar por completo cabeza y robándote el corazón. Por enésima vez nos habíamos peleado, pero esta vez era diferente, porque notaba que nunca íbamos a cambiar; ella siempre sabía lo que quería, pero yo sin embargo no podía pensar con claridad. Necesitaba alejarme, dejar atrás meses de lo que yo creía era amor y que realmente era una enorme traición. En el fondo siempre había sospechado que ella no me quería, demasiado ángel para un demonio como yo. Tengo muchos fantasmas, las manos manchadas de dolor ajeno y sangre, pero este soy yo y estoy totalmente perdido en mi oscuridad irreversible y por muy intensa que sea la luz, no es posible encauzar esta espesura que me envuelve continuamente. Cuando sabes que tu alma está contaminada,  no te queda otra opción que correr o pudrirte, porque ya nunca más volverá a estar sana. Así que aquí estoy yo corriendo con un rumbo fijo, con una meta clara, que ninguna tormenta será capaz de parar. El agua corre desesperadamente por mi cuerpo, pero no consigue limpiarme, sino que me siento más sucio todavía, sobre todo cuando miro mis manos y veo rastros de sangre, su sangre, sangre que representa la vida que yo le he arrebatado sin pensármelo dos veces. Soy un maldito monstruo y un jodido cobarde, por no hacer esto antes de arrebatarle el tiempo a alguien que si merecía vivir. Corro, más rápido, hasta que mis piernas casi no pueden más, ya estoy ahí, cojo impulso y salto por encima de las rocas al vacío. Los segundos parecen detenerse, mientras caigo en el aire y escucho bajo mis pies es rugido del mar, al que voy a pertenecer para siempre. En mi último suspiro un único pensamiento, sus ojos, esos que he cerrado para siempre,  ahora me toca a mi, así  es como nuestra vida y nuestro amor se muere.

No hay comentarios:

Publicar un comentario