24 de marzo de 2015

Guerra fría

Recuerdo tras recuerdo te mantengo viva conmigo, aunque eso sirve para mantenerte junto a mi alma cada segundo de mi vida, lloro por dentro por todas las cosas que tú podías hacer y yo no puedo. Eras un pilar estable que manejaba todo sin darnos apenas cuenta, pero ahora que no estás la batalla ha estallado y yo no puedo controlar las bombas que lanzan a mi alrededor, aunque estas no sean para mi. Intento ser la mente de la razón y un pensamiento lejos de influencias de uno y otro bando, pero la verdad es que no puedo; yo soy la que está sufriendo los daños colaterales y no puedo hacer nada. No me puedo decantar por un bando, no puedo tomar una decisión sin sentirme culpable y mal, no puedo en cada momento dejarme guiar por mis sentimientos sin ser juzgada, no puedo dar una opinión sobre esta guerra sin que me sea pedida. Lo peor de este llanto es que en el fondo sé que se están perdiendo oportunidades de paz, una paz que no sé si algún día se logrará y lo que esa paz puede arrastrar consigo. Porque déjame decirte, aunque tú seguro que ya lo sabías, que para llegar a la paz en muchas ocasiones se destruyen ciudades enteras primero. Yo no sé si podré con ello, pero sé que estoy harta de mantenerme al margen y no sé si realmente arriesgándome ganaré algo que no sea el dolor. No me vale un bando u otro, yo busco paz  y presiento que es imposible. Al final estoy sola en medio de un desierto de arena, soportando un calor abrasador y un viento huracanado lleno de mini cristalitos que cortan centímetro a centímetro mi piel hasta que penetran en mi interior, soportando todo para finalmente caer de rodillas y ser la que pierde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario