2 de marzo de 2015

Nada...

Tu  mente abrumada con una sucesión de pensamientos, que te invita a despojarte de todos ellos, pero por más que lo intentas no eres capaz. Tu pecho subiendo y bajando a un ritmo demasiado rápido, causado por la respiración descontrolada de tus pulmones. El aire empujando con brusquedad a través de tu cuerpo, provocando  una visión borrosa y blanquecina, que se va oscureciendo con segundos eternos que pasan a tu alrededor.
Después de eso: Nada,  absolutamente nada, ya no eres capaz de ver, ni de oír, no sientes tus huesos ni tus músculos. No eres consciente de lo que ocurre a tu alrededor, y no sabes tan siquiera si estás respirando. Tu pecho no sube y baja, tus pulmones no sabes si se están llenando de aire, y no eres capaz de abrir los ojos ¿Quizás están abiertos? y no lo sabes, no sientes absolutamente nada. Ni siquiera una pequeña ansiedad al pensar en esa nada, aún pareciendo que debes temer este vacío, no es así.
 Tan solo sientes esa nada, disfrutando de ella, por una simple razón; es adorable por un momento no sentir absolutamente nada ¿Cuanto durará? Nadie lo sabe. Quizás me quede así para siempre ¿Qué es esto? ¿Por qué estoy en este estado? Nada de eso importa, no te obsesionas en buscar respuestas, tan solo dejas a tu mente volar hacia el abismo ...
Un pitido lejano e  intermitente interrumpe esa nada en tu mente, intentas abrir los ojos lentamente y se filtra una luz brillante, demasiado intensa. Al acostumbrarte a la visión, se van asomando  rostros borrosos. Pequeños ruidos se filtran e invaden  tu mente...Que pena, se acabó esta nada...

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