21 de julio de 2015

Combustión

Gotas de sudor recorren mi espalda empapando toda mi ropa a su paso. Hasta el movimiento más lento se hace pesado y sudoroso. Tras el iris de mis ojos se enciende una pequeña llama de color anaranjado, que con cada segundo más de calor intensifica su color. Cuando esa mirada de hielo llega a cruzarse con la mía, la llama se pone al rojo vivo. Entonces todo mi ser se pone a arder literalmente, arrasando cualquier rastro de frío a su paso. Mis pies se elevan del suelo, convirtiéndome en una bola de fuego, que abrasa todo a su paso, convirtiendo nuestro planeta en una estrella en combustión. Así es como descubrí mi mundo y lo que ahora soy, una habitante del planeta del fuego.

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