21 de marzo de 2020

La poesía

El silencio inundaba la casa mientras estaba perdida en mis pensamientos, hasta que la melodía de una voz me alcanzó. Me acerqué más a la pared de la que provenía, para descubrir que era una hermosa poesía. Mis pies seguían el compás, incitándome a bailar y seguir el ritmo de los versos encadenados, permitiendo que mi mente se trasladase hasta el lago y poder bailar sobre la superficie.
La voz se apartaba dirigiéndose a la ventana y mis pies la seguían, hasta asomarme al exterior y girar en busca de su dueño. Nuestras miradas se cruzaron, mientras las palabras calaban en el alma y sanaban heridas abiertas que sangraban.
 Por un momento, la melodía se paró y parecía que ya todo se acababa, que la realidad regresaba para dejarme en soledad. Pero no, él al ver mi rostro triste continuó, regalándome más versos que me acompañarán hasta el final. Cerré los ojos, sabiendo que era mi último día, pero que al menos, moría con la poesía.

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