8 de marzo de 2020

Sobre el muro


El aire le soplaba en la cara con fuerza mientras sus piernas colgaban en el muro, llevaba allí sentada un par de horas, pero a ella le parecía que tan solo había estado unos minutos. Su mente se había ido a la deriva, perdida en el horizonte mientras las briznas de hierba danzaban con el viento, asemejándose a las olas del mar.
Había tenido una semana horrible, sin apenas tiempo para nada, ni siquiera para ella misma, pero aunque estaba cansada, tampoco le importaba mucho, porque tener su mente entretenida le permitía olvidarse por momentos de aquella noche en la que todo se torció. No sabía cómo continuar adelante y el trabajo le daba la escusa perfecta para no tener que pensar en ello, al menos de momento.
En ese instante, mientras los rayos de sol se reflejaban sobre el paisaje, se tornaron de un color rojizo a causa de que la tarde llegaba a su fin, pero su mente colapsó con esa tonalidad… El rojo lo inundó todo, se miró las zapatillas que estaban llenas de gotas, al igual que sus manos empapadas de sangre, la sangre de la vida que había arrebatado. Él había entrado en casa con la bolsa de la cena en la mano y ella estaba encantada con la idea de cenar juntos, pero en cuanto se dio cuenta de que él solo buscaba lo mismo que los demás, no pudo soportarlo y quiso echarle.
Llegaron hasta la puerta a gritos, pero el cerró con llave por dentro y se acercó a ella con una mirada loca… no pensó, agarró el cuchillo de la encimera de la cocina a su espalda y se lo asestó en el pecho una y otra vez… No había podido parar y al darse cuenta de lo que había hecho, ya no había marcha atrás…
Una voz la sacó de sus pensamientos:
—Alicia, ¿qué haces aquí? Te has olvidado tomar la medicación y si no te la tomas las alucinaciones volverán.
Cierto, me había olvidado de que aquello no fue real, aunque no estoy segura….


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