25 de marzo de 2020

Sin rumbo

Primavera, magia y sonrisa

Bajo la ventanilla del coche para sentir el aire en mi rostro mientras conduzco a ningún lugar, porque siempre me ha gustado divagar e ir sin rumbo fijo. El olor de las flores entra a raudales y llena todos mis sentidos, el olor a primavera es único, sobre todo cuando ha llovido durante la noche.
Aparco en la colina que hay al otro lado del pueblo, quiero disfrutar de las vistas, imaginando qué estará cada uno haciendo en su casa, pensando en todas las emociones que estarán sintiendo las personas ahí abajo.
Me encanta la sensación de adivinar todo lo que ocurre a mi alrededor, aunque no acierte la verdad, siento la magia de los hilos invisibles que se mueven con cada vida. Me gusta pensar que puedo dar un tirón y cambiar un rumbo trágico hacia uno feliz.
Después de un rato, prefiero dejar la mente en blanco, así que me siento bajo el cerezo, observando cada detalle de las flores, cada pétalo y cada variedad de rosa y blanco, me pierdo mientras el tiempo pasa y soy tan solo yo, disfrutando este instante.
Cojo la guitarra que puse en el asiento del pasajero antes de salir de casa y toco mi melodía favorita, dándole a mis venas el gusto de bailar al compás. Cada nota es un subidón de adrenalina y paz, que me dan energía y me calman a la vez. No es hasta que termino que levanto la cabeza y te veo observándome con una gran sonrisa.
Me has encontrado y no me sorprende, porque conoces cada uno de mis impulsos, cada uno de mis viajes a ningún lugar. Y sé lo que me ofreces en este instante, un nuevo viaje a ningún lugar, contigo. Un viaje que no puedo rechazar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario